Este bar con unos 50 años, fue abierto por un matrimonio, Ramón y Montserrat, que decidieron dejar el mundo rural y probar fortuna en la ciudad condal. En sus inicios estaba en un local pequeño, donde anteriormente había una tienda de confección.
Con el paso de los años la cocina de Montserrat dió de qué hablar, especialmente sus callos, y comenzó a ser frecuentado por personalidades de la política o del mundo artístico. Por lo que decidieron ampliar y añadieron el local que daba a la calle de Freneria, con lo que pasó a ser el bar grande y espacioso de hoy en día.
Déjate seducir por esta cocina casera y prueba alguna de sus especialidades: la tortilla de calabacín, butifarra con champiñones, arroces de guerrilla y por supuesto los míticos callos.