Esta céntrica calle conecta el Fontanella con Comtal, y a lo largo de su recorrido, diferentes mosaicos de carámica decorada nos narran su historia.
El nombre actual de la calle proviene de los molers o picapedrers, oficio de los que trabajan la piedra para construir edificios, esculturas u otros elementos arquitectónicos.
Históricamente, desde el número 12 de la calle, salían las galeras que conectaban Barcelona con Zaragoza, para transportar personas y mercancías, pero su giro comercial es reciente. A partir del traslado de algunas tiendas que huyen de los elevados alquileres a los qué no podían hacer frente en calles cercanas, la calle alberga un variado comercio de proximidad que incluye la Mercería Santa Ana, la Casa del Bacalao, Can Boada, Casa Werner o Barret Addictes, la tienda atelier de Sombrereria Mil, así cómo el prestigioso Restaurante Lluís de les Moles.