Esta cafetería y tienda de repostería artesanal, ofrece dulces exquisitos, todos elaborados por monjas de conventos de clausura de todo el país. Su nombre en latín significa, cielo, y es muy acertado ya que los postres que ofrecen son más que celestiales.
El local donde está ubicada es también único, consta de dos plantas, arriba es está la tienda y al bajar unas escaleras, un salón comedor con un pequeño gran tesoro, los resto de unas termas romanas, el espacio está ambientado con luz tenue y velas, creando un ambiente íntimo y acogedor.
Su propietaria, ha sabido endulzar momentos de los que caen en la tentación de probar las rosquillas, pestiños, glorias, magdalenas, peces de yema, pastas de almendra, frutas confitadas y otras delicias que exhiben en su escaparate.
¡Te invitamos a que no te resistas y entre a probarlos!