15 de diciembre de 2021
Las fiestas de Navidad en el centro histórico de Barcelona siempre han estado marcadas por el pesebre artístico de la plaza de San Jaime, una propuesta que este año no huye de la polémica pero sí abandona, para disgusto de todo el mundo, su punto neurálgico tradicional en la plaza Sant Jaume.
A lo largo de las calles de Jaume I y de Ferran, a ambos lados de la plaza de San Jaime, se pueden encontrar pequeñas intervenciones pessebrísticas de diferente formato en los escaparates de 23 establecimientos comerciales y a lo largo de los balcones o fachadas de estas calles, gracias a la colaboración de las Asociaciones de Comerciantes de Jaime I y de Ferran, iniciadas en el mes de julio con el ICUB, quién en ningún momento no fueron informados de la ausencia del pesebre central y cedieron estos espacios creyendo que se trataba de una ampliación del pesebre central de Sant Jaume a las calles adyacentes.
Expresada a diferentes medios de comunicación la voluntad del autor, Jordi Darder, de no querer gustar a todo el mundo, se puede decir que ha logrado con éxito su objetivo.
Por suerte en el Barrio Gótico, la tradición de la Navidad siempre pervive y protagoniza un año más el pesebre al Museo Marés, que desde el 27 de noviembre hasta el 2 de febrero, muestra al público una propuesta más tradicional, aunque siempre innovadora. Este año aprovecha los restos romanos de la ciudad para reproducir diversas escenas del nacimiento, y a la vez rinde homenaje a Luci Minici Natal Quadroni, el primer campeón olímpico barcelonés. El pesebre es obra de la Associació de Pessebristes de Barcelona.
Y bien cerca, en La Casa dels Entremesos, se presenta un pesebre muy divertido y singular, obra dels Pessebristes de Ciutat Vella que recrean escenas diferentes con unos personajes muy singulares: gigantes, bestiario y grupos de danza tradicionales, todos ellos figuras que a lo largo del año comparten espacio en esta entidad ubicada en la plaça de les Beates, en el barrio de Santa Caterina.
